dimarts, 3 d’abril del 2012

Via ferrada de la Trona (La Mussara)

Una bona alternativa per a una matinal sense complicacions és la via ferrada de la Trona, http://deandar.com/ferratas/via-ferrata-trona,. És una via curta però molt varida que permet visitar un racó amb unes vistes fantàstiques i la famosa cova dels carlins. Hi ha un blog de l'Eladi Huguet en el que explica, entre d'altres excel.lents històries, la presència dels carlins a la Mussara, val la pena que hi feu una ullada a http://www.lopedris.com/personal/eladihuguet/?id=219

Comencem amb un inici una xic atlètic

Un flanqueig molt estètic

Una pujada variada fins a la cova dels carlins

L'entrada i la susdita cova amb el corresponent troglodita
I el ràpel fins al pont tibetà. (Si sabés que la corda té gairebé els mateixos anys que ell no somriuria tant)
Dues instantànies del pont i la sortida final


La Mussara símbol de coses que es van quedant pel camí

Ningún centralismo fascista ha logrado lo que el centralismo de la civilización de consumo. El fascismo proponía un modelo, reaccionario y monumental, que luego se quedaba en letra muerta. Las culturas particulares (campesinas, subproletarias, obreras) seguían obedeciendo, imperturbables, a sus modelos antiguos. La represión se limitaba a obtener su adhesión de palabra. Hoy, por el contrario, la adhesión a los modelos propuestos por el Centro es total e incondicional. Se reniega de los modelos culturales reales. La abjuración es un hecho. Se puede decir, por lo tanto, que la «tolerancia» de la ideología hedonista implantada por el nuevo poder es la peor de las represiones de la historia humana. ¿Cómo se ha podido ejercer esta represión? Mediante dos revoluciones en el interior de la organización burguesa: la de las infraestructuras y la del sistema de información. Las carreteras, la motorización, etc. han unido estrechamente la periferia con el Centro, anulando las distancias materiales. Pero la revolución del sistema de información ha sido aún más radical y decisiva. Con la televisión, el Centro ha igualado todo el país, tan diverso por su historia y tan rico en culturas originales. Ha emprendido una labor de homologación destructora de la autenticidad y la concreción. Ha impuesto, como decía, sus modelos, los de la nueva industrialización que ya no se conforma con un «hombre que consume» y pretende que las ideologías distintas de la del consumo sean inconcebibles. Un hedonismo neolaico, ciegamente olvidadizo de los valores humanistas y ciegamente ajeno a las ciencias humanas.

Pier Paolo Passolini, " Escritos corsarios "

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